Laminares vs complejos. ¿Existen bases científicas que respalden estos dos perfiles de alta capacidad intelectual?

Merello-Giménez, P.

Tradicionalmente, las corrientes teóricas sobre alta capacidad intelectual han girado en torno a varios paradigmas que se mueven entre la dicotomía (paradigma esencialista basado en la psicometría: tienes un CI>130 “eres”; no lo tienes, no “eres”) y el acercamiento multidimensional a una realidad más compleja (perfiles aptitudinales variados, influencia del entorno, etc.).

Cuando tratamos de aproximar realidades antropológicas parece de sentido común que hablar de blancos o negros y emperrarnos en segmentar a los que son o no son de un cierto tipo, aunque sea subdividiendo colectivos que ya están más o menos reconocidos, está muy lejos de ayudarnos a comprender cómo se interrelacionan los factores que modelan las realidades humanas individuales y sociales y, del mismo modo, contribuye escasamente a la convivencia efectiva y real de la diversidad.

De un tiempo a esta parte y con el auge de la incorporación de la neurociencia al estudio de la psicología y otras áreas, ha irrumpido en el panorama de la alta capacidad intelectual una nueva clasificación acuñada, entre otros autores, por la neurocientífica Fanny Nusbaum en diversos artículos científicos y en el libro Les Philo-cognitifs.

He de reconocer que inicialmente me chirriaron algunas cosas de las que me fueron llegando sobre el tema a través de diversas fuentes, nunca desde la original. Mi primera reacción fue cierta prudencia ante la propuesta, una vez más, de nuevos intentos de clasificar a las personas. En este caso pasando a subdividir al colectivo con alta capacidad intelectual en otros dos subgrupos: laminares y complejos.

Como no acostumbro a emitir juicios de lo que no conozco consideré que lo más honesto era indagar mejor en lo que dicen los autores, cuales son sus argumentos, sobre qué bases teóricas previas sustentan esas afirmaciones y proporcionar mi valoración personal y algunas reflexiones.

Los datos que se exponen y mi propio análisis crítico en este artículo parten de la literatura científica (artículos) publicada por Nusbaum y su equipo y el resto de artículos que citan y emplean como fundamentación en sus trabajos. No he leído el libro, que está en francés, pero asumo que tendrá un tono divulgativo y que, aunque puede que desarrolle con más detalle ciertos contenidos, no existen más evidencias que las que se muestran y exponen en los artículos de investigación porque de lo contrario estarían publicados para el conocimiento de la comunidad científica.

Nusbaum y su equipo cuentan con 5 artículos entre 2017 y 2020 sobre topología, conectividad y estructura cerebral en niños con alta inteligencia. En algunos de ellos abordan el análisis diferencial de dos tipos de perfiles cognitivos, aquellos niños con un perfil más homogéneo y los de perfil heterogéneo, obteniendo ciertas diferencias cerebrales entre ambos grupos. Ellos denominan a estos dos grupos laminares (perfil homogéneo) y complejos (perfil heterogéneo), pero basan la definición e identificación del perfil cognitivo en literatura previa que ya los ha estudiado y señalado empleando como criterio las diferencias entre subescalas del test WISC, en especial la puntuación en el índice de comprensión verbal.

En uno de sus artículos (Suprano et al., 2019) señalan las siguientes características neurológicas de los perfiles:

  • El perfil homogéneo: no presenta cambios en las propiedades de integración y segregación, sí muestra integración del hemisferio izquierdo y no de hemisferio derecho, sí evidencia cambios en funciones cerebrales entre regiones homotópicas.
  • El perfil heterogéneo: sí presenta cambios en las propiedades de integración y segregación, muestra integración del hemisferio izquierdo y derecho, sí evidencia cambios en funciones cerebrales entre regiones homotópicas.

Sobre la lateralización del cerebro podemos encontrar más detalle en otro de los trabajos del equipo (Nusbaum et al, 2017). Según otros autores, el hemisferio izquierdo “se considera como un intérprete, que tiende a reducir la incertidumbre creando explicaciones, llenando vacíos de información y haciendo inferencias; y el hemisferio derecho se considera realista y se esfuerza por reducir las inconsistencias entre las hipótesis y la realidad mediante la detección de conflictos, la actualización de la información, el apoyo al cambio de mentalidad, el control e inhibición de los pensamientos y el comportamiento”.

En otra línea de aportaciones, Nusbaum et al (2017) exponen en su artículo, además de ciertas evidencias sobre la microestructura cerebral de los niños con ACI y de ambos subgrupos, una serie de características de comportamiento y factores emocionales que extrapolan a los diferentes perfiles. Particularmente dicen lo siguiente:

  • El perfil homogéneo suele presentar un comportamiento bastante controlado y un currículum exitoso.
  • El perfil heterogéneo puede mostrar desajustes emocionales y sociales, así como problemas de aprendizaje que pueden estar relacionados con un “síndrome de disincronía”.

Al margen de estas afirmaciones, poca o nula referencia hacen a factores psicosociales de ambos perfiles, fundamentalmente porque ni se han estudiado ni se pueden extrapolar de la literatura previa según qué conclusiones. Sin embargo, podemos encontrar en otras fuentes de divulgación y en entrevistas informales a la propia Nusbaum todo un discurso construido en torno a las supuestas diferencias entre estos dos perfiles.

Partiendo de este repaso a lo que Nusbaum y su equipo aportan, pasaré a hacer un análisis detallado del soporte teórico y los aspectos y limitaciones más relevantes de sus investigaciones en un ANEXO al final del artículo con la intención no de hacer una crítica a su trabajo sino de contribuir a la prudencia y a suavizar las lindes herméticas que parecemos estar empeñados en construir entre nosotros.

Una de las primeras limitaciones, también señalada por los autores, es el tamaño de la muestra (entre 20 y 44 individuos) y su sesgo de género (infrarrepresentación de niñas) y edad (8-12 años),  pues se están evaluando unas funciones y estructura neurológicas aún en desarrollo. Soy plenamente consciente de que la investigación cuenta con estas limitaciones pero, en vista de ellas, debemos extremar la prudencia en la generalización de los resultados obtenidos. Además, no se tienen en cuenta otros datos socio-demográficos, experienciales o contextuales. Otras de las limitaciones que describo en el ANEXO están relacionadas con la propia selección de la muestra y la definición de “alta inteligencia”.

Es importante señalar que las nociones de perfil heterogéneo y perfil homogéneo son previas a Nusbaum y su equipo. Su aportación es la de analizar posibles diferencias neurológicas. 

Como ellos mismos apuntan, hay referencias previas en la literatura a este respecto y debemos por tanto refrescar en este punto qué indican y cómo definen estos dos perfiles. Por ejemplo, Gibello (2003) señala desajuste en ambos perfiles y define dos grupos: los niños intelectualmente homogéneos que manifiestan síntomas de internalización y desajuste social en relación con una autorreflexión precozmente madura frente a los de perfil heterogéneo que podrían presentar conductas externalizadas más disruptivas. De otro lado, Vaivre-Douret (2004) parece señalar cierto desajuste escolar y social en el perfil heterogéneo. A su vez, Terrassier (2009) sugiere brevemente en su trabajo la posibilidad de que una brecha de puntuación de 15 puntos a favor del índice de comprensión verbal frente al de razonamiento perceptivo demuestra un desarrollo heterogéneo. Por su parte, Guénolé et al. (2015) profundizan más en ambos perfiles y encuentran una representación del perfil heterogéneo de ⅓ frente a Sweetland et al. (2006) que encuentran una representación de ¼. Los resultados de Guénolé et al. (2015), no exentos de cierto sesgo muestral pues parten de una muestra de niños y niñas tomada de clínicas de psiquiatría infantil y pediatría que fueron remitidos por problemas socioemocionales y/o bajo rendimiento escolar o inadaptación, sugieren que ambos perfiles no difieren claramente en cuanto a sus niveles de psicopatología general, lo que diferenció significativamente a los dos grupos fue únicamente la preocupación social, cuyos casos fueron significativamente más prevalentes en los de perfil homogéneo.

Por lo tanto, parece importante no olvidar el hecho de que los trabajos anteriores, muchos empíricos, no han señalado hasta el momento diferencias en la creatividad, la sensibilidad o rasgos de personalidad y que en los propios trabajos científicos de Nusbaum no aparece ni se extrapolan las diferencias cerebrales en esa dirección. ¿Provienen estas afirmaciones en contenido divulgativo de la significatividad de la integración del lado derecho del cerebro en los perfiles heterogéneos? Mucho suponer me parece cuando, además, los propios trabajos de Nusbaum sugieren resultados que indican que las aptitudes del perfil heterogéneo no son las únicas que están relacionadas con el hemisferio derecho (ver ANEXO). No creo que podamos hablar de “dos cerebros” y por tanto “dos tipos de personas” según el uso que hacen de estos. Apelo de nuevo a desmarcarse del reduccionismo de las falsas dicotomías. 

Para concluir, ¿qué diría yo sobre estos dos perfiles? Creo que lo único que podemos afirmar es que efectivamente el colectivo se caracteriza por una diversidad de perfiles, entre los que se encuentran algunos más equilibrados que otros en la distribución de sus aptitudes. Los resultados podrían indicar que todos tienen problemas de disincronía pero que una mayor tendencia a la metacognición ampliada y autoconcepto crítico aboca hacia una mayor preocupación social a los de perfil homogéneo lo que les hace internalizar su disincronía y simular conductas más adaptadas. Poco más me parece generalizable a ambos grupos. No puedo presuponer rigidez mental o frialdad a ninguno de ellos, ni una mayor creatividad, sensibilidad y sufrimiento al otro. ¿O es que vamos a ser tan simples como para suponer que solo necesita y merece atención el que lo muestra y evidencia en su conducta? ¿Aplicamos el mantra de “quién no llora no mama” y asumimos entonces que aquellos que parecen más adaptados requieren menor ayuda? 

Recordemos que al margen de unas escuetas afirmaciones sobre algunos factores psicosociales de ambos perfiles, algunos de ellos basados en cuestionables extrapolaciones, los artículos científicos de Nusbaum no cuentan con el análisis, soporte empírico ni la evidencia de resultados en torno a los mismos. De esta manera, creo que deberíamos ser muy prudentes a la hora de difundir alegremente la existencia de dos perfiles de personas que, tal y como se está popularizando, presentan diferencias que trascienden su desempeño en unas pruebas (limitadas de por sí) para empezar a segregarnos en laminares/homogéneos (adaptados) frente a complejos/heterogéneos (disruptivos).

Mi propuesta, como siempre, es que huyamos de mensajes “emocionales” e interpretaciones personales para acercarnos y dotar el mensaje de más rigor, de lindes y límites de lo que está contrastado y con eso esbozar una argumentación que vaya más por la heterogeneidad del colectivo que por la dicotomía. La atención real a la diversidad no consiste en señalar quién sí requiere atención específica, sino en conocer y aceptar que la sociedad es diversa y hay que dar a cada uno lo que necesita.

REFERENCIAS

Suprano, I., Delon-Martin, C., Kocevar, G., Stamile, C., Hannoun, S., Achard, S., Badhwar, A., Fourneret, P., Revol, O., Nusbaum, F., Sappey-Marinier, D. (2019). Topological modification of brain networks organization in children with high intelligence quotient: A resting-state fMRI study. Frontiers in Human Neuroscience, 13, art. no. 241.

Kocevar, G., Suprano, I., Stamile, C., Hannoun, S., Fourneret, P., Revol, O., Nusbaum, F., Sappey-Marinier, D. (2019). Brain structural connectivity correlates with fluid intelligence in children: A DTI graph analysis. Intelligence, 72, 67-75.

Nusbaum, F., Hannoun, S., Kocevar, G., Stamile, C., Fourneret, P., Revol, O., Sappey-Marinier, D. (2017). Hemispheric differences in white matter microstructure between two profiles of children with high intelligence quotient vs. controls: A tract-based spatial statistics study. Frontiers in Neuroscience, 11 (APR), art. no. 173,

Sweetland, J.D., Reina, J.M., Tatti, A.F. (2006). WISC-III verbal/performance discrepancies among a sample of gifted children. Gifted Child Quarterly, 50 , 7-10

L. Vaivre-Douret. (2004). Les caractéristiques développementales d’un échantillon d’enfants tout venant à “hautes potentialities” (surdoués). Neuropsychiatr Enf Adolesc, 52, 129-141.

B. Gibello. (2003). Problèmes soulevés par le surdon intellectuel de l’enfant. J des Prof de l’Enfance, 24, 37-40.

Terrassier, J. (2009). Intellectually precocious children. Arch. Pediatr. 16, 1603–1606. 

Guénolé, F., Speranza, M., Louis, J., Fourneret, P., Revol, O., and Baleyte, J.- M. (2015). Wechsler profiles in referred children with intellectual giftedness: associations with trait-anxiety, emotional dysregulation, and heterogeneity of Piaget-like reasoning processes. Eur. J. Paediatr. Neurol. 19, 402–410.

Silverman, L. K. (2011). The construct of asynchronous development. Peabody J. Educ. 72, 36–58. 

ANEXO. LIMITACIONES TÉCNICAS Y OTRAS CONSIDERACIONES

Dejando a un lado lo anterior, cabe señalar que los trabajos de Nusbaum y su equipo presentan algunos sesgos experimentales o de diseño que pueden limitar la generalización de los resultados.

En primer lugar definamos las dos subescalas más relevantes que componen el test WISC: índice de comprensión verbal e índice de razonamiento perceptivo, verbal comprehension index (VCI) y perceptual reasoning index (PRI) por sus siglas en inglés, respectivamente.

Una de las limitaciones de los trabajos es no considerar al PRI como posible perfil heterogéneo alternativo. De otros trabajos como Guénolé et al. (2015) conocemos que los heterogéneos con dominancia PRI son escasos en esas muestras pero, incluso los autores, destacan esto como una limitación y, teniendo en cuenta que son pocos en una muestra pequeña es posible que no sean despreciables en la población general. Esto pone de manifiesto que los trabajos ignoran la diversidad del colectivo y los resultados no serían extrapolables a perfiles de ese tipo.

De otro lado, podemos señalar cierto sesgo muestral ya que la definición de alta capacidad incluye tanto CI>130 como VCI>130 lo que afecta al CI medio de ambos perfiles dado que los que por definición tienen un perfil homogéneo tenderán a tener un CI mayor por la combinación de puntuaciones “altas” en ambas subescalas. Esto es fácilmente comprobable a través de un ejercicio de simulación.

Además, para un tamaño muestral tan pequeño, aunque la diferencia es estadísticamente significativa en la media, hay que tener en cuenta que hay muchos individuos con CI similar ya que los de perfil homogéneo tendrían un CI medio contenido en el intervalo [128.8 – 151] y los heterogéneos en el de [118.8 – 140]. Los primeros tienen un CI medio mayor, matemáticamente previsible como ya he comentado, pero ambos intervalos se solapan entre [128.8 y 140]. Esto lo hilo con la idea de que aquellos con perfil homogéneo y un alto CI serían según Nusbaum los que presentan una mayor adaptación pero no son pocos los autores, entre ellos Silverman (2011), que afirman que a mayor CI la disincronía es mayor y, por ende, mayores son sus vulnerabilidades. 

Me parece relevante destacar que en otro trabajo el mismo equipo (Kocevar et al, 2019) relaciona para la misma muestra el factor g y sus subdominios (inteligencia fluida, habilidad de clasificación e inteligencia cristalizada) con la estructura cerebral. Para aproximar esos subdominios toman las pruebas del WISC-IV. Particularmente, aquellas que forman parte del VCI pasan a constituir los componentes aproximativos de la inteligencia cristalizada. Teniendo en cuenta que en dicha muestra ambos perfiles (homogéneo y heterogéneo) contaban con un alto VCI si tenemos en cuenta sus puntuaciones en las subescalas nos quedaría algo como:

  • Perfil homogéneo: muy alta inteligencia cristalizada, muy alta inteligencia fluida, muy alta habilidad clasificación.
  • Perfil heterogéneo: muy alta inteligencia cristalizada, alta inteligencia fluida, media-alta habilidad clasificación.

En ese mismo trabajo, la habilidad de clasificación e inteligencia cristalizada evidencian correlación con el hemisferio derecho y, recordemos, éstos habían sido señalados como componentes más relacionados con el perfil homogéneo. Es decir, la relación del hemisferio derecho no sería única del perfil heterogéneo sino que podría estar relacionada con aptitudes concretas y responder a relaciones complejas y no lineales. Esto podría indicarnos que utilizar para definir los perfiles homogéneos y heterogéneos las diferencias en VCI y PRI que engloban otra variedad más amplia de pruebas podría enmascarar perfiles particulares y procesos cerebrales más complejos. La definición de los perfiles homogéneos y heterogéneos de acuerdo a dos subescalas del WISC podría ser demasiado simplista. Recordemos que el equipo de Nusbaum no hace referencia en sus trabajos de investigación a extrapolar las características cerebrales hacia otras que se han señalado en otros discursos (apertura, creatividad) y que presuponer estas características a partir de la significatividad de la integración del lado derecho del cerebro en los perfiles heterogéneos puede ser osado a la vista de los resultados en otro de sus trabajos (Kocevar et al, 2019) como acabo de señalar.

Por último, lanzo desde aquí una sugerencia técnica que creo podría ser interesante cotejar por parte de la investigación empírica. La definición de ambos perfiles parte de diferencias de puntuaciones absolutas en las subescalas de los test. Particularmente de considerar perfil heterogéneo a aquellos que obtienen una puntuación VCI>PRI+15. Mi pregunta es, ¿no sería mejor medir esos perfiles homogéneos o no, no en puntos absolutos sino en diferencias relativas respecto al CI total, por ejemplo? Planteo esta pregunta de investigación partiendo de la hipótesis de que quizá una diferencia de 15 puntos en un individuo con CI 100 señala comparativamente con el resto de su perfil aptitudinal una potencia mayor de su talento personal verbal que una diferencia de 15 puntos para alguien con un CI 145. Es muy posible que tenga un perfil más desajustado el de 100 que el de 145 que tiene una fortaleza mayor en ambas subescalas lo que le permite compensarlas y generar sinergias. ¿Estamos pues interpretando con lógica las diferencias cuando hablamos de puntuaciones absolutas? Creo que habría que profundizar en esto.


AUTORA

Dra. Paloma Merello Giménez

Profesora Titular de Universidad del Departamento de Contabilidad de la Universitat de València (UV) desde 2019.

Doctora en Administración y Dirección de Empresas (2013) y Doctora en Estadística y Optimización (2015). Cuenta con dos sexenios de investigación, más de 30 publicaciones científicas de impacto y 60 comunicaciones en Congresos. Es investigadora principal de un Proyecto de investigación financiado por el Ministerio de Ciencia e Innovación y ha sido investigadora principal de varios Proyectos de Innovación Educativa financiados por la Universitat de València.

En el ámbito de las Altas Capacidades Intelectuales (AACC) colabora con el grupo DIVFOREVA de la Universitat de València. Participa en el programa DACIU (ANECA y Avanza) como mentora, imparte docencia en el Máster de Formación permanente en educación de las AACC y desarrollo del Talento (UV), coordina un Proyecto de Innovación Educativa titulado “Identificación y promoción del talento en el alumnado universitario” financiado por la Universitat de València y divulga información en su cuenta de Instagram (@paloma_merello).


Una respuesta a “Laminares vs complejos. ¿Existen bases científicas que respalden estos dos perfiles de alta capacidad intelectual?

  1. Hola,

    No puedo contenerme más, al final comentario, aunque general.
    Me gusta este blog porque pone los pies en el suelo.
    Soy supuestamente adulta.
    No entiendo por qué mucha gente identificada se queda tan tranquila leyendo libros que si bien están «bien», parecen efecto Forer, añaden clichés positivos y no paran de repetir etiquetas (ya sea alguna oficial o de las nuevas). No entiendo por qué con un perfil aptitudinal se sienten aliviados (es parcial, es cuestionable, es un papel) eso en caso de que lo hagan corregido por un profesional que sí sabe. ¿Por qué se necesitan plantillas? ¿Por qué aunque hagan entrevistas, sin plantilla no hay resultado? Entonces el supuesto perfil vuelve a lo lineal.
    No entiendo por qué no hay información sobre (los) otros perfiles (los analizados o presentados por P. Merello-Giménez aquí 🙂 y por P. Bánfalvi allá :). No ya los supuestos «nuevos», que aparecen como setas: mal estudiante, que no se concentra….
    No comprendo por qué hasta en los libros es todo «copy paste» y se quedan cortos. Cuando acaba lo que creo es la introducción, se acaba el capítulo…:(.
    Por suerte menos en bastantes artículos de aquí 🙂

    Hay artículos actualizados de E. Aron que razonan las OE como propias también de la alta sensibilidad, incluida la intelectual. ¿?
    Ya sé que los límites son difusos y no es lo mismo, pero ¿tanto?

    Si se puede cuestionar la práctica psiquiátrica actual con sus dogmas de fe patologizantes (especialmente en la última actualización de DSM), la práctica de según qué aplicación de la terapia cognitivo-conductual como un apaivagador de inquietudes (y/o abusos dentro del sistema)
    Ui, esta frase no tiene final… O sí, ¿por qué se usan como fiables? ¿Por estadística? Me disculpo por mi ignorancia médica, que salva vidas basándose justamente en eso.
    Igualmente, esto está fuera de lugar.

    ¿Por qué se pide en las asociaciones un certificado tan limitado? Sí, tengo pánico a hacerlo, los tests, pero tampoco son definitorios de la persona. ¿Qué pasa con la música, la pintura, etc., no valen tanto como las matemáticas? De acuerdo: altas capacidades pero no intelectuales… ¿Se mueven las manos solas o de forma automatizada? No son pulmones.
    ¿Que pasa si en los tests puedes ver cada respuesta a qué corresponde, la correcta, pero aún harías una más? ¿Y casi siempre falta una más?
    Aunque es divertido, a veces da palo buscar la parida que ha pensado la mente del test, si uno puede hacer la suya propia.

    De verdad que siento el texto paliza y creidíllo que estoy escribiendo… pero es que no comprendo. Me gustaría hablar con más gente. Y ya salgo. Tan solo quiero dejar de autorresponderme y de buscar por un rato.

    Respecto a laminar y complejo, imagino son estaciones, todo es fluido. Pero, ¿no puede ser alguien bueno en todo de todo de todo no? Yo esto lo he leído aquí mismo. Todo dependerá de qué cantidad de factores se tengan en cuenta.
    Todo este párrafo sobra también, pero no me voy a censurar. Me ha costado soportar la reordenación de mesas y sillas de todo el bar donde lo estoy escribiendo + un grupo de viejecillas adorables sin fuerza en las manos para levantar pero SÍ para arrastrar sin parar sus sIlLaS + un niño chillón.

    Esperando con entusiasmo el contenido del próximo artículo 🙂

    Saludos,

    Me gusta

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