Dialogando sobre AACC. Parte I: atención educativa, integración y diferencias cognitivas

Hace tiempo que tenía ganas de conversar con Paloma Merello sobre su experiencia personal, su trabajo y sus inquietudes relacionadas con las altas capacidades intelectuales. Ella llegó a Redaci, como muchos otros miembros, recién identificada. Sin embargo, desde el primer momento mostró que lo tenía totalmente integrado. Había superado con éxito el duelo simbólico y su discurso era muy natural. Algo que no es habitual en los adultos que son identificados tardíamente. Su perspectiva puede ayudar a muchas otras personas y por eso compartiré con todos los lectores de este blog el diálogo que hemos mantenido.

JOSÉ L.- Hola Paloma. En primer lugar, quiero agradecer que te hayas animado a tener este diálogo. Sé que estás muy ocupada y es difícil conciliar horarios para poder abordar algo como esto. Así que si te parece bien, antes de comenzar me gustaría que te presentaras brevemente y desde ahí arrancamos la charla.

PALOMA M.- Hola José Luis. Gracias a ti por ofrecer tu espacio para esta charla. Me presento. Tengo 35 años, soy profesora Titular de Universidad en la Universidad de Valencia (UV) en el área de Contabilidad y Finanzas, aparentemente poco relacionada con las AACC. Mi motivación por la temática es personal y profesional. La primera porque, como ya has mencionado, descubrí mis altas capacidades de adulta y la segunda, en parte por mi propia experiencia personal como estudiante, me ha llevado a involucrarme en iniciativas que impulsan desde la universidad la atención de este alumnado. Colaboro con el grupo DIVFOREVA de la UV, coordino junto a mi compañera Pilar Herce un Proyecto de Innovación Educativa pionero en la UV titulado “Identificación y promoción del talento en el alumnado universitario”, soy mentora en el Programa DACIU de ANECA y Fundación Avanza, y participo como docente en el Máster de formación permanente en educación de las AACC y desarrollo del talento de la UV, entre otras cosas.

JL.- Al hilo de tu presentación se trasluce la relevancia que otorgas a la atención educativa a este alumnado, no solo en las etapas obligatorias sino también en el ámbito universitario. Desde luego es un tema crucial y sobre el que se vuelcan la mayoría de iniciativas en nuestro país -y fuera-, ya que es la base que permite construir mejor a una persona y, por extensión, a una sociedad. Como docente e investigadora, me gustaría que contaras la experiencia de ese giro hacia las AACC desde un campo aparentemente tan alejado como es el de la Contabilidad y las Finanzas. ¿Qué te impulsó a promover o participar en esas iniciativas que has nombrado?

PM.- Partiendo de mi propia experiencia y una vez me identifiqué como una persona con AACC hice un barrido por mi tránsito por el sistema educativo. Algo en lo que ya había reparado pero que en ese momento me resultó innegable fue el hecho de haber tenido la oportunidad de iniciarme en la investigación muy joven, mientras cursaba mi licenciatura, de la mano de un mentor que supo verme. La figura de una persona que te acerque, de igual a igual, todo un mundo rico y creativo, depositando sin presiones su confianza en ti, marca la diferencia. De hecho diría que ese momento supuso académica y personalmente para mí todo un giro. Acepté la oportunidad pese a las dudas iniciales. Disfruté expandiendo y ampliando mis conocimientos cómo nunca antes lo había hecho y puse a prueba mis capacidades, descubriendo mis límites, mis fortalezas, mis tiempos y forjando una mayor seguridad en mí misma. Los métodos y procesos estandarizados no siempre encajan bien para el alumnado con AACC. No se premia su habilidad para obtener buenos resultados con menor esfuerzo y se desaprovecha en parte su capacidad para combinar tareas y obtener rendimientos de extrapolar unas materias a otras. No es raro que ese ligero desajuste con el ritmo y los métodos de la clase se concreten en varias cosas. De un lado, cierta inseguridad en tus capacidades. Si lo comprendo, ¿por qué no consigo ajustarme en mis respuestas a lo que pide el profesorado? Si obtengo el mismo resultado, ¿por qué no se valora este procedimiento alternativo que propongo? Y, de otro lado, creo que puede darse una cierta alienación en el aula por desmotivación con una bajada de la alerta y el aprovechamiento de posibles oportunidades. Pero la responsabilidad no es del alumnado que, la mayoría, no identificado ni siquiera es consciente de que esas sensaciones radican en una diferencia cognitiva. Las medidas y la responsabilidad son del sistema, en este caso en el nivel universitario, que debe articular y proporcionar las oportunidades.

JL.- Es muy interesante eso que cuentas de tu experiencia con un mentor que supo verte y que te abrió la posibilidad de investigar desde muy joven. De hecho, esa idea te ha acompañado desde tu inicio en Redaci, como a mí me acompañó cuando empecé en esto de las AACC allá por 2008, y posteriormente has tenido la oportunidad de participar en el Programa DACIU de Aneca y la Fundación Avanza para alumnos universitarios. Un proyecto que acaba de empezar y en el que te has embarcado junto a otros colegas de la Universidad. También estás coordinando el Proyecto de Innovación Docente “Identificación y promoción del talento en el alumnado universitario”, pionero en la UV, que por lo que veo también está dirigido a la población universitaria. Háblanos un poco más sobre estas iniciativas (hasta lo que puedas, claro) porque son casi inexistentes al menos a nivel universitario.

PM.- Empezando por la primera, el programa DACIU está respaldado y organizado por la Agencia Nacional de Evaluación de la Calidad y Acreditación (ANECA) y La Fundación Avanza. En esta primera edición están participando más de diez universidades diferentes y se han seleccionado alumnos con un perfil de alto potencial que han sido asignados a profesores de universidad que aportan sus proyectos de investigación para que sirvan a los chicos y chicas como toma de contacto con la investigación, el método científico, cómo redactar un artículo, etc. Además, el alumnado participará en unas prácticas profesionales el próximo verano especialmente pensadas para su perfil. Respecto al proyecto de innovación educativa que coordino junto a mi compañera Pilar Herce en la Universidad de Valencia incluye cuatro objetivos principales que se irán desarrollando y ampliando en próximas ediciones y que incluyen desde diseñar un protocolo de identificación de alumnado universitario con altas capacidades a difundir entre el alumnado las oportunidades de desarrollo del talento que ofrece la propia universidad e iniciar la discusión de los pilares que que deben articular la orientación del alumnado universitario para el despliegue de trayectorias exitosas de desarrollo del talento.

JL.- Este último proyecto está fundamentado en varias de las teorías multidimensionales que ahora mismo existen sobre el fenómeno desde una visión desarrollista del potencial humano. Me gustaría que nos contaras algo de esto porque muchas veces se desconocen estos marcos y lo que proponen realmente.

PM.- Sí, el marco teórico que se ha seguido se basa en la literatura del desarrollo del talento, principalmente porque esta corriente trasciende en parte al concepto de alta capacidad para dar lugar a modelos más dinámicos y complejos. Así, el protocolo de identificación incluirá, entre otros, las variables psicosociales propuestas por esta corriente. Sin entrar en detalle, ya que esto requeriría de mucha extensión, los modelos multidimensionales son aquellos que introducen más de una variable como factor que define la (no sólo alta) capacidad intelectual. Estos modelos, en contraposición a los psicométricos que ofrecen un número de corte basado en el CI, completan el paisaje de la capacidad humana con variables que van más allá de los recursos cognitivos y dan paso a otros factores internos y externos de la persona, como rasgos de personalidad o el entorno. Dentro de estos modelos multidimensionales encontramos los de desarrollo del talento, cuya potencialidad es que no definen de forma estática y puntual la capacidad intelectual de una persona sino que tratan de explicar y dibujar la evolución y estadios por los que transita (o no) una persona a lo largo de su vida con lo que se denominan trayectorias de desarrollo del talento. Además, estos modelos serían de aplicación para todos los individuos, aunque tengan su origen en la literatura de la alta capacidad. Una parte importante a destacar aquí es que estos modelos se articulan de forma individual para cada persona pero su interés se plantea desde la perspectiva social. Es decir, siguiendo estos modelos podríamos disponer de trayectorias de desarrollo del talento para cada individuo, reales y también deseables, con el interés de diseñar las estrategias necesarias para su alcance si así lo desea la persona, pero la perspectiva social de esta corriente tiene una fuerte componente reivindicativa que pasa por la necesidad indispensable de generar las oportunidades desde el sistema educativo. Desde mi punto de vista, esta sinergia entre perspectivas es una de sus grandes potencialidades.

JL.- Perfecto. Cambiemos ahora de tercio y volvamos a lo personal, a tu identificación de las AACC. ¿Cómo fue tu proceso de integración de esta información? Como adulto identificado de niño, este proceso no lo viví porque era muy pequeño para darme cuenta. Todo fue muy natural y realmente no era consciente de que tuviera una diferencia respecto a mis compañeros o amigos en el cole ni en el barrio. Salvo en algunos temas relacionados con los aprendizajes de contenidos académicos.

PM.- La verdad es que mi proceso fue rápido. Desde el momento en que me lo planteé me sumergí de lleno en la indagación y estudio de la temática, leyendo fuentes muy diversas y conformándose la intuición de lo que hoy es mi propia visión, más definida, sobre el fenómeno. Creo que mi experiencia vital particular había hecho que yo misma fuera integrando que existía una cierta diferencia o particularidad en mí en algunos aspectos, de manera que cuando lo constaté formalmente no tuve una sensación de pérdida de mí misma. No siento que por no haberlo sabido haya hecho grandes renuncias. Mi camino particular ha sido rico en experiencias intelectuales. Saberlo me aportó tranquilidad y un mayor conocimiento de mí misma. Esto te gusta, eres apasionada intelectualmente, no es raro, es sencillamente parte de ti.

JL.- Cuando entraste en Redaci me sorprendieron dos cosas de ti. La primera, esa veloz integración del dato objetivo. Pasaste el duelo simbólico con una velocidad inhabitual. ¿Crees que pueda deberse a que en el fondo lo intuías y simplemente fue una corroboración externa? Lo comento porque ya sabes que hay muchos adultos identificados tardíamente que afirman que jamás se habrían imaginado tener AACC, que les pilló completamente por sorpresa. En tu caso, por lo que dices, parece que no generó ninguna rotura de esquema identitario previo.

PM.- Diría que personalmente el mayor impacto fue planteármelo. Hice ese trabajo retrospectivo de mi vida previo a la evaluación, así que cuando llegó creo que muchas de las implicaciones ya las había asumido. Nunca me había parado a ponerle ese nombre específico, pero era consciente de cierta diferencia a nivel intelectual. El problema es que no tenía una referencia para situarme en el mapa de la capacidad a mí misma. Confirmarlo y aportarme perspectiva sólo podía añadirme tranquilidad.

JL.- Otra cosa que me llamó la atención fue esa intuición de cómo podría visualizarse este fenómeno desde una perspectiva social compleja. Con una panorámica que no se ceñía a concepciones simples ni se perdía en disquisiciones personales. Era una visión sorprendentemente clara para alguien recién aterrizado. Conozco a muchísimas personas que llevan años metidos en esto y no tienen esa claridad. De algún modo entiendo que aunque previamente no supieras nada del tema, alguna teoría informal tendrías sobre el potencial humano en general o sobre la inteligencia en particular. Si puedes, amplía esto.

PM.- Creo que mi formación y profesión de investigadora me aporta en este punto cierta ventaja. Tengo facilidad y experiencia para conformarme una idea global de constructos sociales y además sé cómo funcionan los marcos teóricos, sus limitaciones y hasta dónde puedes exigirles. No les pido más de lo que pueden aportar. Trabajo con modelización (matemática) y tengo la mente acostumbrada a la tarea de aproximar realidades complejas. Unido a eso, ese esfuerzo previo que comentaba que había ido haciendo por situarme en el mapa de la capacidad también ayudó a que yo fuera comparando características y rasgos individuales que integré en esa idea propia de que la (alta) capacidad es un espacio muy rico, amplio y no lineal (aprovecha sinergias entre rasgos).

JL.- Las altas capacidades intelectuales es un fenómeno complejo que incluye muchos factores, tanto intelectivos como no intelectivos, amén de otros condicionantes que modulan la expresión de las mismas a lo largo de nuestra trayectoria vital. Pero si te parece bien, quisiera explorar un poco más la base de las diferencias cognitivas que se han ido investigando este último siglo para centrarnos en el aspecto nuclear del constructo. Y es que a veces da la sensación de que cuando se habla de AACC se olvida un poco la parte intelectual, como si esa palabra estuviera de adorno en el fenómeno, y afloran otros aspectos que no son de esa índole.

PM.- Totalmente de acuerdo. De hecho fue lo que más eché en falta cuando empecé a explorar sobre esta temática. Mucha alusión a otros rasgos parcialmente asociados al constructo y escasos ejemplos de los rasgos cognitivos. A mí particularmente me apasiona conocer cómo piensan y funcionan a nivel intelectual otras personas. Es difícil también universalizar patrones porque dentro del propio colectivo hay perfiles muy diferentes. Algunos con mayor apertura y creatividad, otros más cerrados y rígidos, unos con un perfil más homogéneo que les confiere mucha versatilidad, y otros con alguna aptitud especialmente sobresaliente. Pero diría que lo que llama la atención de todos ellos es que, dentro de su ámbito de brillantez, destaca su facilidad para aproximarse a la comprensión o ejecución de tareas intelectuales complejas.

JL.- Voy a dirigirme a la base misma, al primer proceso que podemos dilucidar: la recepción de estímulos o contenidos de conciencia. Con otras palabras, a la sensibilidad. En estos años he podido comprobar una enorme confusión con este concepto y, desde ahí, con su atribución “a bloque” a las altas capacidades intelectuales. Me explico. En una de las entradas del blog planteé tres tipos diferentes de sensibilidad: sensorial, emocional y cognitiva. Las dos primeras son receptividades primordialmente corporales mientras que la última es claramente mental. Sin embargo, cuando se habla de la sensibilidad se suelen mezclar las tres en los discursos y creo que ese es un gran error que conduce a unas atribuciones que no se corresponden con la realidad de la enorme variabilidad receptiva que tenemos las personas con AACC. Así, se cae en el absurdo de no considerarte “altamente sensible” si no te pican las etiquetas o no te molestan los ruidos, aunque cognitivamente tengas una sensibilidad extrema y seas capaz de captar las sutilezas intelectuales más increíbles. Por ese motivo, si te parece bien hablaremos un poco de la elevada sensibilidad cognitiva (o intelectual) como una de las características lógicamente inherentes a las personas con alta capacidad intelectual. Receptividad intelectual que conduce a una similar intensidad o reactividad cognitiva/intelectual. Va de suyo. Recibes muchos inputs intelectuales y reaccionas a ellos. Ahí claramente interviene un nivel de conciencia más complejo, ya que son contenidos sutiles difíciles de captar, y eso se nota muchísimo cuando hablas con personas de diferentes características cognitivas. Lo que para ti parece fácil de capturar, en otros parece información velada. Simplemente, no la ven. O la ven confusa. O no la relacionan adecuadamente con otros contenidos sutiles similares. Este primer macroproceso determina muchísimas de las características que se suelen asociar a las AACC, como podrían ser: la autocrítica, el análisis exhaustivo de uno mismo y de los demás, el manejo de las abstracciones, la profundidad y complejidad del discurso, el perfeccionismo, la facilidad para proyectar escenarios complejos futuros, la facilidad o no de relacionar contenidos de diversos contextos, etc. Y es que la elevada cognición afecta a todo lo demás más de lo que todo lo demás afecta a la cognición. El núcleo principal parte de ahí, incluyendo como dijiste en la charla con Rocío, las reacciones emocionales enfatizadas. Aquí podríamos introducir una noción de la que hemos hablado, la resonancia.

PM.- Al final, siempre que nos referimos a capacidad intelectual debemos circunscribirnos únicamente a la sensibilidad cognitiva, que es la que actúa como eje común y elemento diferenciador. Ésta tiene claramente su impacto en cómo ampliamos e intensificamos las situaciones que vivimos y, en función del grado de metacognición de cada uno, es posible que no sea capaz de identificar qué sensibilidad es la que tiene especialmente desarrollada llevando esto a un batiburrillo de atribuciones de las conductas y vivencias propias que ahora mismo es fácil encontrar en redes sociales, por ejemplo. Porque al final lo que vemos es la reacción, pero nos estamos dejando por el camino todo el proceso interno del individuo que varía ampliamente de unos a otros. Y no es despreciable. Si conoces tus procesos internos puedes desarrollar estrategias de gestión exitosas, no es lo mismo que tengas una sensibilidad sensorial muy elevada con lo que tus métodos de protección pueden pasar por minimizar o reducir la exposición a estímulos, que reconocer esa sensibilidad cognitiva alta y por tanto enfocarse en identificar ciertas señales de deriva en el pensamiento para cortar la rumia o reconducir pensamientos tóxicos y poco realistas. Todo esto debería enseñarse desde la infancia. Conócete a ti mismo es una máxima que nunca falla. Bueno, quizá habría que añadir “y no te compadezcas, actúa”.

JL.- Como este es un primer diálogo de aproximación, si te parece bien dejamos para otra colaboración la exploración de algunas de las características socio-emocionales que se atribuyen al colectivo para darle una vuelta a sus descripciones enfocándonos en aquellas donde se apunta a la cognición y no a la mera reacción corporal. Antonio Damasio, un eminente neurocientífico, distinguió hace años las emociones de los sentimientos en su libro En busca de Spinoza y considero que esa diferenciación es relevante para analizar bien estas descripciones.

PM.- Me parece estupendo porque lo que propones no es un trabajo sencillo ni inmediato.


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